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Profesor Alberto Quirantes Hernández

SEMBLANZA DE MI HOSPITAL

Aunque mi abuelo paterno, Ramón Quirantes Mateo, nacido entre 1840 y 1845, fue natural de Padules y llegó a Cuba a finales del Siglo XIX, desde mi graduación como especialista en endocrinología siempre he trabajado en un gran hospital de prosapia asturiana.

No conocí a mi abuelo en vida pero mi padre, nacido en edades avanzadas de mi abuelo,  supo inculcarme las valiosas virtudes de tan venerado español en cuanto a su integridad, honradez y espíritu de trabajo.

Profesor Alerto Quirantes Hernández

HABLEMOS DE MI HOSPITAL
Muchos años transcurrieron desde aquel 718 de n.e. cuando Don Pelayo derrotó al ejército moro en Covadonga, Asturias, iniciando la Reconquista española, concluida en 1492 con la toma de Granada por los Reyes Católicos.
Porque es en 1895 cuando Manuel Valle, asturiano ilustre, tomó la decisión de comprar de su peculio personal la finca de 24 hectáreas de superficie donde fue erigida la casa de salud Covadonga, traspasada inmediatamente al Centro Asturiano de la Habana con fines de beneficencia.
          
El día 19 de abril de 1896, en acto solemne, se colocó la primera piedra de lo que sería la casa de salud de los asturianos residentes en Cuba y pronto se convirtió en edificios de depurada belleza arquitectónica. Como recuerdo de su fundación fueron sembradas dos ceibas, aún frondosas, junto al pabellón hoy conocido con el nombre de Pepito Tey.

El domingo 15 de marzo de 1897 se celebró, con una esplendida fiesta y numeroso público invitado, la inauguración oficial de la Casa de Salud Covadonga que contaba en aquel entonces con los tres primeros pabellones ubicados entre bellísimos jardines y a la sombra de grandes arboledas, listos para recibir a sus primeros pacientes.
                           
Fueron bautizados con los nombres de destacados fundadores del Centro: el primero recibió el nombre del iniciador Manuel Valle. Hoy todavía mantiene su nombre original y de él se conserva en la actualidad una monumental estatua en el sitio más céntrico del hospital.

Desde el punto de vista científico, la Casa de Salud Covadonga siempre se mantuvo a la cabeza de este tipo de institución en Cuba y en el extranjero, al contar con un cuerpo médico de primera línea y los últimos adelantos de la ciencia.

Casi ininterrumpidamente son construidos, acorde con las últimas tecnologías de la época, los restantes pabellones hasta completar los 40 que hoy conforman el actual Hospital Docente Clínico-Quirúrgico Dr. Salvador Allende.
En l959, al triunfo de la Revolución cubana, la Covadonga contaba con más de 95 mil asociados. Hoy, ya incorporada al Ministerio de Salud Pública desde 1961, brinda asistencia médica de excelencia a más de medio millón de ciudadanos.

UNA POSITIVA EVOLUCIÓN
A fines de l969 se determinó transformar el hospital en unidad docente de pre y postgrado y se construyeron en años posteriores y en terrenos aledaños, dos enormes conjuntos de edificaciones, uno para la Facultad de Medicina y Enfermería y otro destinado a una Facultad de Tecnología de la Salud, constituyendo hoy este gigantesco conjunto un apreciado Complejo Docente Asistencial situado en el municipio Cerro, en pleno corazón de la ciudad de La Habana.

Hace pocos días, a la caída de la tarde y reunidos casualmente en un confortable banco de granito, debajo de una frondosa arboleda de uno de los 14 parques que posee el hospital, conversaba con dos apreciados colegas, el actual director del centro y un destacado dermatólogo. Hacíamos un informal y estimulante balance relativo al desarrollo alcanzado por nuestro bien amado centro asistencial.

Comentábamos que ya contaba con más de mil 700 trabajadores, de ellos 245 médicos de todas las especialidades, casi todos con categoría docente y alrededor de 400 enfermeras y enfermeros, la mayoría ya licenciados en esta especialidad, así como gran cantidad de médicos residentes en diversas especialidades. Nos regocijábamos de disponer de tecnología de avanzada en imagenología, oftalmología y gastroenterología por citar algunas.

Despertaba nuestra admiración que la mayoría de sus vetustos pabellones hubiesen sido remodelados con eficientes y modernas técnicas constructivas, sin perder el elegante estilo colonial de pasadas épocas, y como había sido merecedor de múltiples distinciones por su labor asistencial, docente e investigativa recibió hace muy pocos años el Premio Nacional de la Academia de Ciencias de Cuba.

En una cada vez más animada conversación y sin ponernos totalmente de acuerdo, adelantábamos cifras de cuántos de nuestros compañeros de trabajo y en el transcurso de muchas décadas de abnegado esfuerzo, ya habían alcanzado las más elevadas cimas de las especialidades médicas y quirúrgicas.

Hoy este hospital, al igual que los restantes del país, convertido en una moderna y simpática torre de Babel, recibe alumnos extranjeros para estudiar la carrera de Medicina, que en juvenil mezcla con estudiantes nacionales reciben todos, los más modernos conocimientos de las ciencias médicas, impartidos por personal de elevada experiencia y calificación docente.

El centro también ha incursionado con bastante éxito en el novedoso turismo de salud, destacándose entre otros el tratamiento conductual para combatir la obesidad, la oftalmología y la cirugía reconstructiva.

En el Servicio de Endocrinología del cual soy su director,  tratamos todas las dolencias relacionadas con esta especialidad, pero también funciona un hospital de día donde se ingresan en horario diurno un buen número de pacientes obesos, fundamentalmente mujeres, donde les aplicamos terapia conductual con métodos propios y cursos de nutrición y de ejercicios físicos a fin de modificar definitivamente sus estilos de vida y casi la totalidad logran alcanzar el peso ideal y sin recaídas gracias a los efectivos conocimientos recibidos.

Ya casi anocheciendo, los tres nos dirigimos lentamente hacia la salida en busca de  nuestros autos, convencidos de la necesidad de un nuevo e informal encuentro de amigos para continuar un fascinante e inagotable tema que solo habíamos comenzado en una fresca tarde habanera.


* Profesor Consultante y Jefe del Servicio de Endocrinología
   Hospital Docente “Dr. Salvador Allende”
  (antigua Casa de Salud Covadonga)
   La Habana – Cuba
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Comer Pero Sin Sal - Profesor Dr Alberto Quirantes Hernández

Reseña del libro "Comer ... pero sin Sal"