Las dietas yo-yo son aquellas con efecto de rebote. En las personas obesas se caracterizan por etapas de pérdida de peso seguidas por la recuperación de este hasta los niveles anteriores e incluso por encima. El término “dieta yo-yo” fue utilizado por primera vez por Kelly D. Brownell, de la Universidad de Yale, al comparar estas variaciones del peso corporal con el movimiento de descenso y ascenso de un yo-yo. Casi siempre el rebote es producido tras abandonar extravagantes métodos dietéticos de anunciados rápidos efectos adelgazantes, pero a expensas de una supresión exagerada de alimentos durante períodos de tiempo variables. Al cabo de una etapa indeterminada, la persona comienza otra vez a aumentar de peso. Surgen otros empeños, con nuevos o parecidos métodos para nada científicos y basados en inapropiadas reducciones de comidas, y se repite el ciclo. CONSECUENCIAS Al pasar el tiempo, las consecuencias de las exageradas restricciones de alimentos y nutrientes no se hacen esperar. Aparecen manifestaciones como estados depresivos o fatigas, y esto hace muy difícil mantener este agresivo sistema alimentario. La víctima de la desnutrición autoimpuesta vuelve a sus antiguos y casi siempre perniciosos hábitos alimentarios, llevando la suma emocional de haber fracasado en su anhelado deseo de perder la condición de persona obesa. Tal afectación de la autoestima puede conducir a distintos grados de estrés mantenido, que conducen a su vez a comer más de lo que habitualmente se comía antes de comenzar la drástica dieta adelgazante. Así se recupera bastante rápido el peso perdido e incluso se sobrepasa. PELIGROS EVIDENTES DEL YO-YO Recientemente ha sido demostrado, en mujeres postmenopáusicas practicantes de la dieta del yo-yo, cómo perder peso y luego recuperarlo aumenta los riesgos para la salud. El estudio fue llevado a cabo por la Universidad de Wake Forest, Carolina del Norte, Estados Unidos, y publicado en la revista Journal of Gerontology. En la etapa de la pérdida de peso, las mujeres estudiadas mejoraron sus niveles de colesterol, presión arterial, triglicéridos y glicemia, pero cuando recuperaron el peso perdido, en la etapa del ascenso del yo-yo, todas esas variables volvieron a sus altos niveles de antes de comenzar la dieta e incluso más. Solo al recuperarse parte del peso perdido empeoraron factores de riesgo de diabetes y de enfermedad cardiovascular. De esto se deduce como es igual de importante mantener la pérdida de peso, que perderlo.
Aquellas mujeres que mantuvieron el peso perdido un año después, lograron conservar prácticamente todos sus efectos beneficiosos. Por eso es necesario desarrollar estrategias permanentes, pues la pérdida de peso se debe mantener por tiempo indefinido y a todo trance. La montaña rusa de perder y recuperar el peso rápidamente es nociva tanto física como psicológicamente.
LA MEJOR MANERA DE PERDER PESO Los resultados alcanzados lentamente y a largo plazo, por quien se proponga disminuir el peso corporal, no son para nada estresantes y sí más duraderos. Se debe comenzar con cambios sencillos, pero continuos, de forma tal que se conviertan en costumbre, como mantener un registro diario del peso y de la comida ingerida; poco a poco añadir cada vez más frutas, vegetales y alimentos integrales al menú diario, eliminando gradualmente la comida chatarra. Es muy importante, además, incorporar una actividad física, como puede ser caminata o trote, e irla incrementando progresivamente. Bajar de peso manteniendo saludables estilos de vida, no es por una temporada, es para toda la vida.
MSc. Dr. Alberto Quirantes Hernández
Master en Ciencias y Profesor Consultante Jefe del Servicio de Endocrinología
Hospital Docente “Dr. Salvador Allende” La Habana – Cuba E. mail:
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